lunes, 30 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#19)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

19. El idilio que manifiesta el Salmo 128 no niega una realidad amarga que marca todas las Sagradas Escrituras. Es la presencia del dolor, del mal, de la violencia que rompen la vida de la familia y su íntima comunión de vida y de amor.

Por algo el discurso de Cristo sobre el matrimonio está inserto dentro de una  disputa sobre el divorcio. La Palabra de Dios es testimonio constante de esta  dimensión oscura que se abre ya en los inicios cuando, con el pecado, la relación  de amor y de pureza entre el varón y la mujer se transforma en un dominio: "Tendrás ansia de tu marido, y él te dominará".

miércoles, 25 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#18)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

18. El Evangelio nos recuerda también que los hijos no son una propiedad de la familia, sino que tienen por delante su propio camino de vida. Si es verdad que  Jesús se presenta como modelo de obediencia a sus padres terrenos, sometiéndose a ellos, también es cierto que él muestra que la elección de vida del hijo y su misma vocación cristiana  pueden exigir una separación para cumplir con su propia entrega al Reino de  Dios.

Es más, él mismo a los doce años responde a María y a José que tiene otra  misión más alta que cumplir más allá de su familia histórica. Por eso exalta la necesidad de otros lazos, muy profundos también dentro de las relaciones familiares: "Mi madre y mis  hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra".

Por otra parte, en la atención que él  presta a los niños (considerados en  la  sociedad del antiguo Oriente próximo como sujetos sin particulares derechos e incluso como objeto de posesión familiar), Jesús llega al  punto de presentarlos a los adultos casi como maestros, por su confianza simple  y espontánea ante los demás:  "En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el  reino de  los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este  niño, ese es el más grande en el reino de los cielos".

martes, 24 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#17)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

17. Los padres tienen el deber de cumplir con seriedad su misión educadora, como enseñan a menudo los sabios bíblicos.  Los hijos están llamados a acoger y practicar el mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre", donde el verbo "honrar" indica el cumplimiento de los compromisos familiares y sociales en su plenitud, sin descuidarlos con excusas religiosas. En efecto, "el que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a  su madre acumula tesoros".

viernes, 20 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#16)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

16. La Biblia considera también a la  familia como la sede de la catequesis de los hijos. Eso brilla en la descripción de la celebración pascual, y luego fue  explicitado en la haggadah judía, o sea,  en la narración dialógica que acompaña  el rito de la cena pascual. Más aún, un Salmo exalta el anuncio familiar de la fe: 

"Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó. Porque Él estableció una norma para Jacob, dio una ley a Israel: Él mandó a nuestros padres que lo enseñaran a sus hijos, para que lo supiera la generación siguiente, y los hijos que nacieran después. Que surjan y lo cuenten a sus hijos"

Por lo tanto, la familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros  maestros de la fe para sus hijos. Es una  tarea artesanal, de persona a persona: "Cuando el día de mañana tu hijo te pregunte (…) le responderás"

Así, las distintas generaciones entonarán  su canto al Señor,  "los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños".

martes, 17 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#15)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

15. Bajo esta luz podemos recoger otra dimensión de la familia. Sabemos que en  el Nuevo Testamento se habla de "la iglesia que se reúne en la casa".

El espacio vital de una familia se podía transformar en iglesia doméstica, en sede de la Eucaristía, de la presencia de Cristo sentado a la misma mesa. Es inolvidable la escena pintada en el Apocalipsis:  "Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos".

Así se delinea una casa que lleva en su  interior la presencia de Dios, la oración común y, por tanto, la bendición del  Señor. Es lo que se afirma en el Salmo  128 que tomamos como base: "Que el Señor te bendiga desde Sión".

lunes, 16 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#14)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

14. Retomemos el canto del Salmista. Allí aparecen, dentro de la casa donde el  hombre y su esposa están sentados a la mesa, los hijos que los acompañan  "como brotes de olivo", es decir, llenos de energía y de vitalidad. Si los padres son  como los fundamentos de la casa, los hijos son como las "piedras vivas" de la familia. 

Es significativo que en el Antiguo Testamento la palabra que aparece más veces después de la divina yhwh, el  "Señor" es "hijo" (ben), un vocablo que  remite al verbo hebreo que significa  "construir" (banah). Por eso, en el Salmo 127 se exalta el don de los hijos con  imágenes que se refieren tanto a la edificación de una casa, como a la vida  social y comercial que se desarrollaba en  la puerta de la ciudad: 

"Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; la herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud; dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza".

Es verdad que estas imágenes reflejan la  cultura de una sociedad antigua, pero la presencia de los hijos es de todos modos un signo de plenitud de la familia en la continuidad de la misma historia de  salvación, de generación en generación.

viernes, 13 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#13)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

13. De este encuentro, que sana la soledad, surgen la generación y la familia.

Este es el segundo detalle que podemos  destacar: Adán, que es también el hombre  de todos los tiempos y de todas las regiones de nuestro planeta, junto con su mujer, da origen a una nueva familia, como repite Jesús citando el Génesis:  "Se unirá a su mujer, y serán los dos una  sola carne".

El verbo "unirse" en el original hebreo indica una estrecha sintonía, una adhesión física e interior, hasta el punto que se utiliza para describir la unión con Dios: "Mi alma está unida a ti", canta el  orante. Se evoca así la unión matrimonial  no solamente en su dimensión sexual y  corpórea sino también en su donación  voluntaria de amor.

El fruto de esta unión es "ser una sola carne", sea en el abrazo físico, sea en la unión de los corazones y de las vidas y, quizás, en el hijo que nacerá de los dos, el cual llevará en sí, uniéndolas no sólo genéticamente sino también espiritualmente, las dos "carnes".

miércoles, 11 de enero de 2017

La Alegría del Amor (#12)

Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).

CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA

12. Pero Jesús, en su reflexión sobre el matrimonio, nos remite a otra página del Génesis, el capítulo 2, donde aparece un admirable retrato de la pareja con detalles luminosos.

Elijamos sólo dos. El primero es la inquietud del varón que busca "una ayuda  recíproca", capaz de resolver esa soledad que le perturba y que no es aplacada por la cercanía de los animales y de todo lo creado. 

La expresión original hebrea nos remite a una relación directa,  casi "frontal" (los ojos en los ojos) en un diálogo también tácito, porque en el amor  los silencios suelen ser más elocuentes  que las palabras. Es el encuentro con un  rostro, con un "" que refleja el amor divino y es "el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y una columna de  apoyo", como dice un sabio bíblico.

O bien, como exclamará la mujer del  Cantar de los Cantares en una estupenda profesión de amor y de donación en la reciprocidad: "Mi amado es mío y yo suya […] Yo soy para mi amado y mi amado es  para mí"