Un numeral para cada día, tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Amoris Laetitia" (La Alegría del Amor).
CAPÍTULO PRIMERO
A LA LUZ DE LA PALABRA
16. La Biblia considera también a la familia como la sede de la catequesis de los hijos. Eso brilla en la descripción de la celebración pascual, y luego fue explicitado en la haggadah judía, o sea, en la narración dialógica que acompaña el rito de la cena pascual. Más aún, un Salmo exalta el anuncio familiar de la fe:
"Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó. Porque Él estableció una norma para Jacob, dio una ley a Israel: Él mandó a nuestros padres que lo enseñaran a sus hijos, para que lo supiera la generación siguiente, y los hijos que nacieran después. Que surjan y lo cuenten a sus hijos"
Por lo tanto, la familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de la fe para sus hijos. Es una tarea artesanal, de persona a persona: "Cuando el día de mañana tu hijo te pregunte (…) le responderás".
Así, las distintas generaciones entonarán su canto al Señor, "los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños".
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